Una víctima de (r)Aus-suisse
Tienes un número tatuado en tus rasgos faciales indígenas,
un número que te define, que te identifica, que te señala,
inherente a tu piel lo llevas clavado
con luces de neón ridículas que te añaden algunos para diferenciarte hasta en la noche.
Un número como los delincuentes o marginados de Auschwitz
que te distinga claramente de la masa para establecer una dicotómica separación.
Tú no eres de ellos,
el honesto y bienintencionado no puede quedarse en el campo de concentración de Europa,
en Suiza sólo cabe el inmigrante adinerado y el sabandija
tu número no entra en el límite aceptado de extranjeros al año
esta vez es el de afuera
tú
el que tiene un número
y no el de adentro.
Las víctimas se quedan fuera
los verdugos dentro
raus! raus! raus de Suisse
te solicitan los orgullosos burócratas hipócritas del territorio con vallas alambradas alpinas
Sólo puedo decir, desde el cercado país
que te alegres de que el contemporáneo Auschwitz
no es para tí.
un número que te define, que te identifica, que te señala,
inherente a tu piel lo llevas clavado
con luces de neón ridículas que te añaden algunos para diferenciarte hasta en la noche.
Un número como los delincuentes o marginados de Auschwitz
que te distinga claramente de la masa para establecer una dicotómica separación.
Tú no eres de ellos,
el honesto y bienintencionado no puede quedarse en el campo de concentración de Europa,
en Suiza sólo cabe el inmigrante adinerado y el sabandija
tu número no entra en el límite aceptado de extranjeros al año
esta vez es el de afuera
tú
el que tiene un número
y no el de adentro.
Las víctimas se quedan fuera
los verdugos dentro
raus! raus! raus de Suisse
te solicitan los orgullosos burócratas hipócritas del territorio con vallas alambradas alpinas
Sólo puedo decir, desde el cercado país
que te alegres de que el contemporáneo Auschwitz
no es para tí.
4 Pulsaciones:
No es que uno quiera, ciertamente permanecer por siempre en ese plano; pero, al ver a qué grado de infelicidad, a qué peligros de extinción nos han conducido siglos de función cerebral, uno siente, a veces, la curiosidad de descubrir, si ello fuera posible en el punto a que hemos llegado, cuál fue el momento en que nos descarrilamos. "
Sí, claro, el que está adentro no tiene tan clara ni fácil la salida, a parte de que, más que la curiosidad,el proceso necesario de adaptación para la supervivencia nos lo impide en cierto modo.
Que bonito de verdad vuestro blog.
Hace falta en este mundo una sensibilidad como la vuestra. Enhorabuena, ánimo y con vuestro permiso, os linkeo
Eva
Si queda alguna esperanza vendrá de los movimientos indígenas y verdes.
Las tribus de Europa son grupos de mercaderes a los que sólo mueve la seguridad de sus intereses.
A veces es necesario sentir el dolor para comprobar la dureza de los barrotes de la cárcel que parece de oro pero es mucho peor...
(el gusto de ser exclavo)
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