Tu apellido por ejemplo
Te conectas a Internet, o pones el televisor y no hay santidad ni heroísmo,
sólo vacío,
el mando a distancia, un letargo indolente
y la devoción que te ordena borrar de la memoria las cosas más puras, pasar de largo como una cucaracha alertada por la luz
del lavabo. Atrás
quedaron vaginas, vigilias, desordenes, peligros,
los grandes acontecimientos.
Llegaste por tu propio pie a otro lugar,
lejos.
Qué hizo que te atrevieses a cruzar lo olvidaste.
Tuvo que ser algo doloroso pero que mereció la pena,
un estímulo tan fuerte y milagroso,
aunque regresaras, sano y salvo,
al cabo,
no a tu pesar, pero por desgracia.
Ya no soportas la melancolía. No como antes.
La gente ha ido muriendo,
amigos o parientes lejanos.
Se alejan como piedras y nadie parece merecerlo de verdad.
Y lo más fácil es aferrarte a los sedantes.
La música sigue sonando pero no ya como entonces.
Porque estás vacío.
En eso es,
en lo que has estado últimamente empeñando.
Sin lograr sobreponerte. Has perdido agilidad,
no eres hermoso ni corres riesgos.
Y no hay demasiada diferencia
y lo sabes porque lo probaste.
Entre el insomnio y la sabiduría lo probaste.
Pusiste un pie cerca del abismo, cuando lo mundano era,
sólo recuerdo.
Con la máscara hecha trizas un paso tras otro, el delirio,
una altura desde la que caer e ir cayendo.
Por el camino has padecido la inopia el tacto dormido, y ahora la garganta está de nuevo atornillada. Hablan del cáncer,
de la guerra, de la crisis económica.
Todo alrededor son anillos, nudos, mordazas.
Sabes que queda lo más difícil: El viento silba a través de la reja.
Su aullido es amenazador.
3 Pulsaciones:
¿Es este el cambio?
Me gusta.
Sigues siendo tú, con un toque safricano.
vivan los toques safricanos a los perros malos!!!
yes, we can
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