De cuando supe imprescindible visitar a Leopoldo
En las cavernas. En lo que quedaba de la destrucción del mundo, rezábamos porque se hiciera festiva la destrucción del hombre.
Leopoldo María Panero
...
Anoche besé a mi enemigo
y la muerte se hizo oscura
como el día
en su boca
La sangre se planeó
con extremos
rotos
Nunca
conocí un hambre
Igual
Y pude reposar sobre
lo no vivido en la abeja
y el agua
Profanación de dientes para tu perfil
El espejo de un muro
Me concedí una alta entraña
Me
En tú
Prisión
del pan que hayas de darme
Y placer de harina que huela quemada
Sobre mi piel de río
Mis muñecas arden de lágrimas
Mi corazón es hoy
Palabras
Conocí una
Pérdida
Cantó el sacerdote
Etiquetas: New York's desdén
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Besar al enemigo, ahí está el tema.
De cualquier modo siempre se puede parar (y mejor que sea a tiempo)
ganar o perder
filosofía cansina
y no estoy seguro de qué cosas se pueden parar o controlar, o gestionar, sobre todo si uno va a hierro, a sangre, por la vida, orgulloso encima, aunque con el lastre de la inteligencia y cree, (sabe), que nunca se está a tiempo de nada, porque, ahora mismo, ya, es otra cosa, una que no existe y ya sólo cabe en el hace un rato, en el anoche, en el ayer..., cuántos días hace, y de qué, yo sólo quiero dormir, por dios que sólo quiero dormir...
No es bueno trasnochar tanto.
Sigue escribiendo.
Belle.
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