Lejos de aquí
Había sólo un cielo y alrededor
la gente pasaba tan deprisa mientras
deseabas
la oscuridad del ojo
la carne de la imagen iniciada
bajo los pies
y es verbo sin piedra contigo la verdad
alucinada
Perdí la muerte escuchando el rezo
que susurrabas
con escamas
di
por eso
con la gran locura
A-
divina
mi lamento que
dios
o h s e ñ o r
que dios
me perdone
Etiquetas: La increible batalla
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