Pasó también
con su anzuelo para atraer la sangre
el animal
que escogió el hormigueo
y a menudo deja
que ensaye (yo) su gesto en la casa rota
con la misma saliva
placida en el
apetito y el
húmedo culto a la comisura
Empezó ya entonces a dañarlo
la brutalidad del naufragio
y la culpa
la que llega
tan silenciosamente y
se
anuncia
como un número
en el ojo hecho pedazos
Esta canción no pertenece a ningún símbolo
debajo de la puerta
Pero coinciden aquí
creedme
Desde donde pudiese uno saltar
apretando la pupila
contra el relieve del reloj el
bostezo
y
el cisne
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