Ceremonia
Nadie lo creería en un día así
cuando parece que la luz inevitable
todo entre himnos de desgracia y la escasa
urbanidad del jardín abandonado
rodea las conversaciones sobre política
y los comentarios inanes y las disputas
domésticas incluso que
uno pueda casi
sentirse enérgico o capaz creer
que el sol pueda acaso poblar
el aire y los objetos abandonados sobre
la vida y tú postergar la tristeza
echarla a un lado
pasar las páginas del periódico
como si fuera posible esquivar sólo
con un silbido en la pasarela
tanta calamidad
y el temblor espeluznante que
acompaña a los amantes pensativos
.
Resulta que no es fácil doblegar
en vez de arrastrar los pasos
por la ruina entre farolas mudas
y edificios de oficinas
los días y las tardes
que acumulan portazos y mentiras
creídas en el seno de calles como
mazmorras
y negocios tristes de cosmética
batirse en retirada
apurar este gin tonic invadir
bares refugios para mendigos sin pasaporte
ni monedas sueltas
zapaterías y bodegas oír como cruza un virus
el espacio reservado para
hombres robustos como biblias
probarte unos pantalones (algo estrechos) que contagian la pereza
de los pájaros desorientados
entre nicotina y abrazos migratorios
después despedir a tu mascota con una caricia
permitir que proteste y pida comida en lata
aunque queden platos por lavar esté sucia
la ropa o ni siquiera tengas un vino negro
o una flor desbaratada permiso para
llorar sobre la hierba
.
Te agobian las páginas arrancadas
de un libro que leíste
para no hacer de ti un árbol de tristeza
tú murmuras sobre las sábanas
impaciente como un loco
y la música de la a A la Z y el sudor después de hacer el
amor con desesperación
hostil procuras no desperdigar en silencio
el contorno malherido de la fiebre que
los hombres que observas a través
de la ventana no están muertos (te dices ) no necesitas pastillas para
dormir o por favor no te lamentes, sí
que tienes (tú) otra oportunidad para rociar
el camino con tus huellas, hombre manchado
y despierto gritar
algo con la barbilla alta
lo que sea
recuperar el cielo (que te robaron)
la cazadora en el armario tan oscuro como
la boca de la mujer que amas como una constancia
absurda y desmedida
aunque en el lavabo gotee el grifo y
en el alma haga frío por mucho que afuera
caliente el sol y los insectos rían lleven sus faldas
más cortas los travestidos y las muchachas
tiernas como la memoria se
paseen por la avenida
pensando en el macarra que las espera
en su motocicleta apañada en el taller ilegal mientras
tú esperas que el metro llegue a su hora
se derribe sobre el asfalto la nostalgia
tan sólo
que la vida pase
y siga como
si nada
Etiquetas: Rap
3 Pulsaciones:
Joder, es lo mejor que he leído en mucho tiempo por la blogosfera... y uno es adicto a estos lares de luces y colores.
Grandísimo Arturo!!!
(palidezca gil de biedma)
ñam!
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio