Autoridad Moral. Caso Real
Le daba de ostias
habitualmente,
a ella
y al chaval.
Parecía hallar placer en coger
al niño por el cuello
lo arrinconaba a golpes
los vejaba
a ambos
Justo dos días antes
había sido condenado en firme
por malos tratos.
Tenía una orden de alejamiento.
Ciento cincuenta metros.
El muy cabrón fue al Juzgado y señaló
el domicilio de su ex mujer
a efectos de notificaciones
Luego se instaló
en el negocio
de la que había sido su
mujer y
víctima
durante años
El Agente RESPONSABLE
de los casos de violencia doméstica
en todo el partido judicial
era incapaz
de entender
que ningún juez habría autorizado que el tipo
pernoctase en el negocio de su víctima
Era sólo desidia y lo suyo complicidad o
incompetencia
-Vaya usted al juzgado, ponga la denuncia allí, -decía
para escurrir
el bulto
-Verá-. Le insistía-. Es que ellos nos
han dicho que pusiésemos la denuncia
aquí.
Y el guardia abotargado, que no atendía a
razones elevando cada vez más la voz,
removiéndose con su metro y medio de altura
y sus noventa y tantos Kilos de peso,
a medida que transcurrían
los minutos de más de su
jornada, más nervioso,
obcecado y sudoroso
Ni escuchaba ni
Dejaba hablar.
-Ya le atendí a usted por teléfono ayer. Me repetía
-¿Y?
-Que no se puede hacer nada. Es decir. Yo no voy a hacer nada
-Ya. Bien, SI ES QUE SÓLO QUIERO DEJAR CONSTANCIA DE ESO, PRECISAMENTE.
-Tendrá que esperar. Tal vez sea mejor que vuelva mañana-, llegó a decir (en serio)
Luego vino el brigada
Más tarde el sargento, alegando
que: -Es que estamos de brifing, organizando
un operativo-. Pretendió aclarar
(nota: Viernes 13.30 horas, al otro
lado el pasillo se oían
risas)
Todos paseándose
por allí, ni uno se sentaba,
poniendo en duda la versión de la mujer,
haciéndola esperar
pobre, allí, sentada
en un rinconcito,
aguantando como podía
las ganas de llorar
Tras tres (3) horas, varias
llamadas de teléfono, entre mandos
y subalternos logró deshacerse el equívoco
Habrían bastado cinco minutos, sentarse,
mirar a los ojos y/o leer
un papel, bien
hasta el final
escuchar lo que teníamos que decir
Pero fueron tres horas
Al final una tímida excusa a mi, NO A ELLA
en un cuartito apartado
Tras salir del cuartel, fuera del alcance
de las cámaras, ella lloró,
quería irse velozmente
a casa
daba rabia
y pena
Mucha
A esa hora no pasaban ya camiones
El sol picaba en los ojos
Me pareció mal e injusto
que la hubiesen jodido tanto, que
la siguiesen jodiendo
aún
que
tuviese que irse sola, que le hablase
Yo
O cualquier otro
de esperanza.
5 Pulsaciones:
Joder Arturo, se me ha puesto la piel de gallina.
Supongo que todos lo saben pero el "yo" poemático es el abogado. Para quienes no lo sepan.
Joder qué triste. Me consuela un poco pensar que estabas tú con ella.
Paso de hablar de si social o no, mejor sería no tener que hablar de esta mierda, que esto no pasara. No sé, me he imaginado a la pobre mujer y... no sé.
Bueno, gracias por duchar doblemente, a su lado, y con estas palabras.
un beso.
Bueno, caballero... sin duda es un tema peliagudo. No lo soporto, espero que la esperanza, la muy puta, se deje ver por allí.
Hay veces que uno desea que no ocurran ciertas cosas, aunque luego surjan poemas así.
Un abrazo
No podías hablarle de otra cosa amigo, decírselo par que lo sienta.
la realidad supera, con mucho, la ficción
no quedó ahí la cosa. el sábado hubo movida y esta mañana, también.
ahora mismo, está la cosa medio medio, pero no me fiaría, de él, vamos.
si ocurre algo empezaré a dar nombres, eso sí.
¡¡animo valiente¡¡¡
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