Espejo roto
Verdad es:
Tras alguna posibilidad,
Constantemente de funeral,
Nacía otro sonido de más al compás,
Y también
Alguna vez se paró la música.
Todo silencio,
A la espera,
La siguiente nota.
Encantado del prestado tempo.
Con cierta frecuencia de veces.
Y el defecto de excesos.
Indagando,
Como en general
Acontece,
Un ritmo,
El mío.
Poca cosa palmaria,
Poco por lo que hacer palmas.
Y quedó,
A su vez,
Con todos trabajando de extras,
El escenario impoluto en sus cosas,
Dándoselas de eso.
Mientras,
Por entonces,
Sin pausa,
Fui haciéndome,
Dejándome hacer,
O fue que creí hacerme.
Veloz en resistir,
Vivaz en aprender,
Convencido de perecer,
Cansado de responder,
Acobardado de parecer,
Vencido de pretender.
Y el hacer uso
De vanidades propias,
Que ni a mí
Pueden
Interesar para demasiado,
Endebles como la materia.
Ayudo
A que resbalaran
Vanas,
Tantas ganas
Que mi voluntad enraizada,
De estrella de mar amputada y sesgada por el océano maléfico,
Padeció
Con cada primavera su invierno.
De nuevo,
Otra vez lo viejo,
(Y otra vez de nuevo).
Y quedó
Pendiente de ser menos caduca.
Y todavía
Espero.
Para después,
Sin más,
Restando:
Esquivar lo obvio,
Ocultar la cara
Y multiplicar en número y en tiempo,
Cada una
De las máscaras.
Empezar a escribir otras cosas,
Buscando,
Necesitando,
Algo más
Que nada.
Hoy
(Por ayer)
He roto el espejo.
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