-Me tengo que ir-. Dijo, mientras se desabrochaba el pantalón.
La alucinación es pura
de cara a la pared
y me empeño en ella cuando
estas ausente
para después de callar creer en ti
o en la caída
así que
ahora
con la mano a solas
déjame hablar de lo espantoso
de
desperdigar flores muertas
de sufrir
la mutación de un sueño
y quizá la custodia absurda
de mi rota figura corone
la ruina con las puertas inmundas
de la boca abandonada
en un gota a gota
de miedo por
toda la
sangre que los días disparan
para
que como cuando
dios lo supiera
invocase
de noche el misterio
del hombre
y la invasión de sombras
en la que creo
el dedo del horror
con la desnudez del niño
muerto y sus
piedras escondidas
y el eco que amenaza
con ser luna o
espejismo
en ti
Narciso
Déjame decir que
he puesto mi estómago
al servicio de las águilas
que creo en el estupor
de un nacimiento
y en la piel que llora
Déjame decir que
han puesto veneno en mis cien ojos
de gato que
respiro inútilmente
aunque sea difícil sonreír y morir
al mismo tiempo
o bien
deja que diga que la amo o
bien
deja que diga
que
la a-
mé
1 Pulsaciones:
"Déjame decir que he puesto mi estómago al servicio de las águilas". Que mitológico y bello.
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