El perro del mal. Marca ferrocarriles. Intro.
Tu voz no era algo insoportable pero los pájaros habían elegido pensamientos negros. Y yo no sabía cómo despedazar la tarde y repartir sus gaviotas. Nutrir las bocas de los niños. Después de la danza de eclipses. Me di cuenta entonces. Escribías con faltas de ortografía. Y no era por culpa de las drogas.
Tenía la vana intención de continuar. No estoy de acuerdo con la gente que sí sabe hablar delante del océano. Si ataco, ni arden siquiera. Dentro mi corazón metal. Pero como tenemos sonrisa. Andamos más deprisa. Así un hombre de luz va derramándose. Cómo en las pelis del oeste que no recuerdo demasiado bien. En esas me vi oyendo como caía el agua del grifo. Peinando el corazón. Desde la vida que... diste como una infección de ratones. Desde este día que parece un día. Desde ti. Distancia.
Pero no más oxígeno. Distancia. Tenía que telefonear a Eduardo. Y mantener una conversación. Larga. Sin temer el paso del tiempo. Despilfarrar ese sentido del humor tan prosaico y ágil. Aún no se si fue eso lo que hizo que te enamorases de mí. Esa manía que tienes, decías, de sepultar los sueños. ¿De qué me ha servido? En eso te doy la razón. Es mejor que ella no me esté esperando. Un polvo calmaría, tal vez, mi egocentrismo. Pero esa lentitud gris bajo las uñas...Maldita sea. Además, si sueñas con hormigas y abejas. Que te dan todo su veneno. Y no se cómo consolar a los pájaros. Eso es lo que me pasa. Que no se. En la curva. Quiero. ¿Tú no? Escondo. Un grillo en la manga. No sirve para nada. Pero lo conservo por si acaso. Soy joven. Quiero correr. Hacía la orilla física. ¿Tú no? Conservo el ombligo y tres de tres. Cada domingo a la petanca con los sabios locos del barrio. Me la juego. No puedo despistarme. Cada momento. Fuga. Y yo soy su hijo bastardo. Conozco el lugar. Donde nacen los vientos. Si viene el ferrocarril... me sorprenderá mirando las estrellas. Para fichar en mi factoría tienes que estar loco. Arriesgarte y pasar hambre. Se despierta. Me mira con sus grandes ojos. Es sólo un recuerdo. O un sueño sin abejas ni hormigas. Pero me mira con sus grandes ojos. Siempre dudé de sus intenciones. Siempre me dolió. Tengo otro corazón por si me quitan el que calla. O me lo rajan. Quita. A oscuras sí. A oscuras no. ¿De quien es este puñal?
¿Es tuyo?
Mío no es.
Creo
Tenía la vana intención de continuar. No estoy de acuerdo con la gente que sí sabe hablar delante del océano. Si ataco, ni arden siquiera. Dentro mi corazón metal. Pero como tenemos sonrisa. Andamos más deprisa. Así un hombre de luz va derramándose. Cómo en las pelis del oeste que no recuerdo demasiado bien. En esas me vi oyendo como caía el agua del grifo. Peinando el corazón. Desde la vida que... diste como una infección de ratones. Desde este día que parece un día. Desde ti. Distancia.
Pero no más oxígeno. Distancia. Tenía que telefonear a Eduardo. Y mantener una conversación. Larga. Sin temer el paso del tiempo. Despilfarrar ese sentido del humor tan prosaico y ágil. Aún no se si fue eso lo que hizo que te enamorases de mí. Esa manía que tienes, decías, de sepultar los sueños. ¿De qué me ha servido? En eso te doy la razón. Es mejor que ella no me esté esperando. Un polvo calmaría, tal vez, mi egocentrismo. Pero esa lentitud gris bajo las uñas...Maldita sea. Además, si sueñas con hormigas y abejas. Que te dan todo su veneno. Y no se cómo consolar a los pájaros. Eso es lo que me pasa. Que no se. En la curva. Quiero. ¿Tú no? Escondo. Un grillo en la manga. No sirve para nada. Pero lo conservo por si acaso. Soy joven. Quiero correr. Hacía la orilla física. ¿Tú no? Conservo el ombligo y tres de tres. Cada domingo a la petanca con los sabios locos del barrio. Me la juego. No puedo despistarme. Cada momento. Fuga. Y yo soy su hijo bastardo. Conozco el lugar. Donde nacen los vientos. Si viene el ferrocarril... me sorprenderá mirando las estrellas. Para fichar en mi factoría tienes que estar loco. Arriesgarte y pasar hambre. Se despierta. Me mira con sus grandes ojos. Es sólo un recuerdo. O un sueño sin abejas ni hormigas. Pero me mira con sus grandes ojos. Siempre dudé de sus intenciones. Siempre me dolió. Tengo otro corazón por si me quitan el que calla. O me lo rajan. Quita. A oscuras sí. A oscuras no. ¿De quien es este puñal?
¿Es tuyo?
Mío no es.
Creo
3 Pulsaciones:
Hoy estamos de perros, jiji. Me encanta tu prosa Artu, muy poética y cargada de todo. Un gustazo, sí señor, la prosa a veces es más contundente y menos volátil que la poesía. La dominas.
Vengaaaa vale, ahí va la crítica: los "como, cuales, cuando" sólo llevan tílde en las interrogativas directas o indirectas. Si sé que acabaréis odiándome todos...jiji.
Es bastante impresionante. Parece que tú y yo no paramos de decirnos lo guapos que somos pero es que no sabría que otra cosa decir.
Citar tal vez cosas que hieren delicadamente, como
. Y no se cómo consolar a los pájaros. Eso es lo que me pasa. Que no se.
Tengo otro corazón por si me quitan el que calla
Así un hombre de luz va derramándose. Cómo en las pelis del oeste que no recuerdo demasiado bien.
En fin, me apetece sentarme. Y quedarme un rato así. SOLO ESO. A veces sábado noche es igual a mosquitos destrozándome los pies, es igual a libros abiertos y a televisión sin sonido y a viajes a la nevera vacía.
A veces me dejas cierta nostalgia de cosas que no ocurrieron.
Alrededor de mi casa están creciendo los edificios. Van robándole el sol a la mañana.
Bueno, queda leer. O ver una peli a ser posible mala, con la que poder dormirse por fin.
Beso.
Uuff, aquí vislumbro una historia de amores de perros enganchados. Me mola. Como te dije, no te vamos a perder de vista. De verdad, dínoslo, tú y lo de tu trabajo es una tapadera, no?. Te pasas el día escribiendo, no es así?
Ah, mucha razón tiene la dama descalza de lo de las interrogativas, me sumo a la objeción, jeje, aunque a mi favor, decirlo, a rebufo, después de la filóloga de logroño.
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