No hay literatura, no. (ni me empeño)
Si para dormir necesitas una pastilla, por favor, tómala ya
tienes suerte, tu madre te proporciona drogas legales, de farmacia
sólo tienes que decir, tengo algo de ansiedad un nudo aquí
un nudo pequeño pero que se expande, lo siento
siento mis tripas convertirse en cuerda, y entonces llega ella y te dice toma uno de esto y dos de esto si luego no te sientes mejor.
Y tú las coges y las guardas, y das las gracias.
No puedes dormir y piensas en las pequeñas pastillas de color rosa
y quieres ir hasta el bote abrirlo sacarlas apretar con un dedo el blíster
hasta que escupa tranquilidad. Y sin embargo
te quedas hasta las tantas frente a la tele encendida, escribiendo
desaforadamente llenando páginas y páginas de letras de sos de horas
y quieres bajar el volumen del televisor pero no quieres levantarte y el
mando no funciona
y sale Chávez con una camisa roja y dice este gobierno no lo derroca nadie
revolucion bolivariana y la soberanía de las malvinas después
y lees y relees y el corazón se descompone necesita usted gafas
y otro cigarrillo, otra vuelta. Esta sangre.
Esta derrota pequeña, tan nauseabunda. Esta derrota cotidiana
que te tumba el día, te tumba y te tumba y te tumba
Y están esas pastillas, pero no quieres esa TUMBA.
Y no hay literatura, no.
pero ahora a las tres catorce
te
la
suda.
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qé finales apoteósicos
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