Un hoy.

Hoy ha vuelto a pasar por delante de la facultad.
La Facultad de Filología y ciencias de la Información. Creo que se llama así. Llevan una semanita (finde incluido), para cambiarle el nombre, más o menos, seis o siete profesionales, a lo grande, con una grúa de esas de avance que no funciona y se duele de humo. Vamos, como una escalera de las de antes. Con su logística. Con el merchandansin. Además del inestimable y siempre incuestionable apoyo, mediático-informativo de nuevas tecnologías "se va a llamar:... así" , junto a la rampa más que provisional, casi despeñadora -y sigo la enumeración- de cada uno de los currantes de la pecera que salen y aprovechan para enchufarse un cigarrito y ver a la juventud (efímera posesión) y hacen como que preguntan: "¿Cómo va eso?, ¿Todavía no funciona ese trasto?", "vaya hombre", y caladita.
Bueno, esa universidad que hay enfrente del Cafenet.
El caso es, que no es la primera vez que ocurre. El tipo, no tiene una hora concreta, o a lo mejor, si, ni idea.
En ocasiones pasa por delante con un marco en blanco, se me antoja un artista, ya no por su caminar, demasiado amplio para su altura, no creo que sea, por que lleve prisa, seguramente, es su forma de andar sin más. Lo digo, más que nada, por el desgreñe, y el hálito de estrella brillante orbitando en su propia galaxia, con el que se mueve.
Su aspecto, nunca lo vi con traje. Tampoco me habría fijado.
Llama la atención, pues cada vez que lo he visto, dirigiéndose no sé a quién, lanza alguna perla, con una sonrisa de medio cabroncete y mirada de ido. Hasta hoy, ninguna vez, había entendido que narices decía. Sólo se le oye bramar algo desde las escaleras.
Esta vez, estaba liberando de la cerca metálica a la hija del viento, con la que vuelvo a casa, poniendo orden a tanto viandante que no tiene bastante cera y se confía, hasta que aparezco, (como mucho asusto). Y va y resulta, que por detrás, lo noto aparecer. Reproduzco:
"Míralos. ¡Vais a suspender todos!, menos yo."
"Claro, yo no hago ninguno."
"¡Yo soy un genio!"
"¡¡Un genio!!"
No puedo evitar soltar una sonrisa, y alegrarme de no haberme puesto aún los auriculares, mientras dejo de distinguir, cual es la que va regalando a los árboles de al lado, mientras se pira.
Que suceda eso y, recordar otros grandes clásicos, con más barba y más borrachos, que directamente entraban a saco en el diálogo con el árbol, y le preguntaban por sus hijos y su señora, o, "Oye, a mi, no te dirijas con esa falta de respecto" (nunca será igual), es todo una.
Y el notas, cada vez, ¿soltará una distinta?
Encima tiene razón, llevo toda la lengua y más grande que el edificio, tiene que tener el corazón la profesora ( y mira que lo tiene). Y seguramente, me he fundido solito el latín por enésima vez, al menos hoy me he presentado.
Ya ves. A que mala hora, o en hora buena, de vuelta a casa (hogar paterno filial), le voy dando vueltas, al coco redondo. A dónde coño habrá estudiado este. Cuánto falta, para que nos parezcamos como gotas, por el retrete, de esta perra vida.
Y yo por aquí, no quiero ni pensar sobre cuantas vueltas al sol, esta última: parado sin subsidio. Gastándome entre este mundo de mierda. Sin poder, siquiera, dejarme los cocos, en algo que satisfaga a esa desviada manera de entender la existencia (desde la propia mía, hasta la particular de todos), que tantas malditas lecturas, confiadas orejas y desgraciados ojos, me han metido en la cabeza. Sin ocupar puesto, como dice mi abuelo. Con el sito ( que empiezo a concurrirlo, cuántico) como ocurrente básico, que añado.
No seré yo, el que se queje en demasía, respecto de mí hado, no soy tan sinvergüenza.
Vale, ya no es uno, tan joven, aunque lo parezca (eso, y tantas cosas), y por más que me lo crea.

Si, hace tiempo, que deseche la idea (no mía más bien del artificio), esa de hacerme rico, dándole patadas al esférico. Bastantes años, mi padre, y yo a cuestas, por todos los campos de tierra de la provincia. Y nada, no entendieron el fútbol-samba-total, mi ambidiestra forma de tocar el taconeo de los cañitos a ninguna parte. Aprendí, temprano a biengastar, a perder, por ser lo que uno es. Y no fue posible, no no lo fue, dar todo el dinero a tantos negritos y gentes que comen una vez a la semana, uñas de roña, ( todo menos la parte necesaria para que mi madre no pusiera un zapato más, a otro mamón de pies de serpiente). No no fue posible.

Y me animo.., ya darás con alguna, y si no como la canción "leri piii", y así que se quede. que vas a hacer tú. Ahogarte en un vaso de agua. Cómo haces siempre. Pues ya ves. Todos tenemos nuestro sino. Iré a por él, si. Sin pensar. Viviéndolo antes.

No está tan mal: lees, sabes ir en bici, buceas, amas el mar y eres un seudoagricultor, que también se pierde por la tierra, quieres a mucha gente, unos que te conocen, otros que no, algunos te son recíprocos, (ahora empiezan los casis), casi puedes instalar paneles solares, casi navegar por el océano, casi acabas la carrera, casi descubres algo bueno, casi dejas de fumar, casi te toca la primitiva (bueno casi), casi siempre vives soñándote despierto, etc...
Uuff, vaya calor que hace, en verano los melanomas irán que vuelan.
Llego a casa, entre una gasolinera y un mercadona. Un grupo de personas (de los cada vez menos exóticos), cargados de bultos, buscando la sombra, están cerca de mi patio.
Me digo: "Joder, mierda, hay que dar con alguna"
Tengo suerte y un vecino me ayuda a abrir la puerta, subo la bici, hablamos del calor. "Y esta pobre gente, ellos si que pasarán más calor que yo, con mi bici (le doy una vuelta a la tuerca, no aprieto, refiriéndome a el plato que tendrán sobre la mesa). Otra vez la fortuna , o el mar punto cero, hace que el vecino asienta.
Podría haber sido peor. Haber dicho él otra cosa.