art

Browne

Calambres Exquisitos

Allí donde otros exponen su obra yo sólo pretendo mostrar mi espíritu. Vivir no es otra cosa que arder en preguntas. No concibo la obra al margen de la vida(Artaud)

martes, 26 de febrero de 2008

Poeta de dos palabras

Aquella noche solar
Me abandonaste en suspenso
Al pronunciar esas dos insignes palabras
Con las que yo tanto me estremezco

Me arrojaste al yugo de la mitificación
De una relación malograda
Y con tus pinchos en la distancia
reventó el fuelle y saltaron los muelles de mi cama.

Poeta solemne, conciso
Que nunca decías nada
Y al abrir tu boca en humo
Me dejaste embelesada.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Esas líneas no van a hablar sobre la herida, hablan, sobre la sanación (palabra agregada al diccionario). Es costumbre con el remedio (sin haber distancia), encender la lumbre. Las costumbres están para los acostumbrados, el orbe crece con lo nuevo, con lo que se crea. Quién es el que odia la lluvia. Cuántas estrellas hicieron falta. No quedarse sentado y mirar, el castillo de luces. Se apaga o se consume, medio repetido (sin ser nada igual). Se dice, se hace (siendo todos lo mismo).

Y cesar de ser para encontrarse en todo.

Si por el húmedo cuerpo solo gotea ese llanto, vestigio del tañer brusco y madrugador que rompió la cuerda, esas lágrimas, que claudican ojos y ojos empañados, esta sensación... Como dueño y señor de lo que siento, por lo claro y transparente de la memoria del agua. Sin darle más bola. Y sobre todo, a ninguna altura tampoco por debajo, una onda más de las estelas en el mar, por el único existente, estado de la existencia: Yo: soy. Primera persona del presente. Yo soy, ahora. Ahora, yo soy, lo que siento.
Y no es depresión, ni alcanzar ninguna cima, vivir más bien, a la consciencia máxima encomendado, por los pasillos en errático desorden de baldosas, por ser humano. Y no es la esperanza, no se espera nada se hace todo, ni confiar en el mañana. Es un hoy, un hoy muy grande, tan capaz y tan posible, como lo quiero sentir.

No tiene título

De qué sirve, poner

Esclavo de lo que se dice
Sin darle bola a púlpitos que arrojan malabares
Cuando es ardua recogida creer en algo
Y tan sencillo limitarse a crear
Con cada día nuevo
Un letargo alerta
A un paso del salto que le engloba en el todo
Confiado en uno
Que le crea cada día
No hay nada que resista
Ajeno a lo que tiembla dentro
En lo que apoyarse

De qué vale, hablar

Algo tan superfluo
La ruindad más obtusa plano disforme en toda forma
Sobre el color de los corales
Un grado en el ecuador siete grados en los polos
De la cantidad de nuevos parados
Que se mueven por la calle
De los bolsillos llenos de las manos en jarra
De las enfermedades de la tierra
Del anclado latente virus hiriente
De un placer aislado de una intención propia
De un sueño profundo
Como va la intimidad entre el aire

Para qué vale, decir

Ya los murmullos que se encarguen
De cargar el cielo
De pensamiento incapaz
Cuando la sonrisa es lo que mejor frena la lágrima
En la memoria del agua
Si venimos del sitio en que la calma es la norma
Al lugar en que lo de fuera nos forma
Posibilidad como obstáculo para mostrar lo de dentro
Escombro reprimido que deja pasar la sombra
Que agudiza la vista que mira lo que todos
Y lo describe con propia horma de forma fina
Con carácter poético

Con la misma mano esgrimiendo el puñal hipócrita
De una conexión a internet de más de una comida al día

Cuando existe tanto
Tantas cosas
Que eluden las palabras

El trigo del loco


El trigo del loco, de Arturo Méndez Cons. Editorial Cocó. Para saber más, pincha aquí

martes, 19 de febrero de 2008

Es martes y
ocurre que estos sucesos, verte reflejado en un charco, la distorsión de una pisada o una ráfaga de viento frío, sobre todo eso, una ráfaga, tan sólo
que agite tu pelo, o refresque tu barbilla
al doblar la calle con un ojo puesto en el tranvía
permite y facilita la abstracción a modo de
viaje astral,
la dinamita oscurece el pensamiento entonces y renuncias a la memoria
Eso me ha parecido oír aunque
seguramente
recuerdes
la temperatura de las baldosas sobre las que te
tumbabas
boca arriba antes de ser embestida por un hombre que creía ser
un viquingo
Y seguramente recuerdes, cinco segundos antes
de olvidar, de querer olvidarlo todo que hubo un tiempo, otro
de excepción
con cinturones desabrochados por dedos sucios
y detalles que negaban la conciencia de una caída
y desde aquel tránsito, la ciencia exenta de correas, presencia de trastos
que hacían justicia a tus desórdenes y negada definirte en los abatares, la carga no escogida, y también que el vino
negro socorriese la boca, con un pálpito de enanos
o el cerebro transido de hormigas
y las hormigas combatidas con tranxilium
y sentido del humor
Parece que sobre cartuchos camines mejor, que ése sea tu
medio natural
Si esto es cierto no puedes negar, quisieras devolver tu mueca a su antigua funda o
confinarla en alguna región hermética donde se te conceda
la serenidad, al fin el merecido óxido de un buque que fue veloz
Yo, por mi parte
no puedo subestimar el efecto de los ladrillos cala vista
sobre mi, al igual que tus ojos fijos
de vez en cuando orientados hacia el interior envasan la acrobacia de
hoy
Si no estoy atento, puedo perder la sensatez al menor golpe, con el gesto acorralado
mirando esos u otros ladrillos.
Y es inevitable, que regreses de donde, te dije, no es tan fácil hacerlo
En qué consiste resistir para mi también es un secreto, ni yo se memorizar las palabras
exactas de consuelo
Gritos, mudanzas
Con una o tus dos manos, el recuerdo también hace de esta ciudad
Un lugar mejor y además
Tienes las mías y su arquitectura, bien lo sabes, cambia poco o muy poco
de un siglo a otro

Erosión

Tengo esta mano muda acariciando la piel con los bordes rojos.
Circulación sanguínea obstruida, es este muro de acritud y desencanto.
Golpear romper cristal arañar la pared con vicio de animal moribundo
pretendiendo qué.

La gata salió disparada se dio contra una puerta, no es posible que yo
destile toda esta
maldad.


Paso tiempo queriendo mejorar, tal vez voy
mejorando
algunas mañanas me hacen masajes shiatsu
ahora voy más en bicicleta, camino, cocino y leo
soy amable con las vecinas aunque las odio con
espíritu matinal y vehemencia, sus miradas
son como huecos agujeros negros de vidas
enceradas. Con todos esos hijos de visita los domingos y
paellas y cementerios.

Adoro entrar al mercado central, siempre que lo hago
miro hacia arriba, es hermoso un cielo artificial y enorme
guarecida al final, con los pies helados cuando paso por la zona
de las pescaderías y siempre
trato de comprar en
los puestos donde se agolpan más
señoras, éstas suelen tener el pelo corto
haciendo formas.
La laca es otro instrumento para mantener
el tipo frente al viento a borbotones, fiero y nuevo derrumbando
torres, esas señoras se mantienen ahí
cabalgan desde las siete de la mañana.

No son mis vecinas.

Las calles estos días están mojadas como lenguas,
no hay andenes aquí cerca, sólo fruterías y huesos
masticados sin prudencia, dientes rotos.
Una suerte de trabajadores puntuales.

Digo buenas tardes, muestro entusiasmo fácil y
sin sustancia, me inquieto, no quiero
ver a nadie. Ni cenas, ni lecturas, ni amigas ni
memoria.

Una trampa, siempre la misma, voy cayendo
desesperada, un pato cazado, la misma presa
idiota de una corrosión magnética.

Triste como un patíbulo rosa.

Y los aullidos de los recién nacidos.

Me quita el sueño pensar en hijos.


Me quitan el sueño los expendedores automáticos de
tickets y
bebidas
refrescantes.

Con todos esos colores, la chispa
de la
vida

desata incencios
en gente así.

yo

Aire fresco

Congelado por el frío del mundo
El odio y el rencor se funden como la nieve
Quedarse quieto
Estarse en uno
La quietud transforma el movimiento del mundo

Espirar con toda energía hacia todo
Integrado en el calor de las cosas
Y volverse a parar
Y completar el ciclo
El límite es el penúltimo escalón del salto

Hasta la tierra
Respira
Una vez al año

Milenios de corazón helado que auguran
Ese mudo corazón que canta

Lo que sacas afuera es
La frontera de ti mismo

No hay sentido en soñar imposibles
Si no sientes lo que sueñas
Y no regalas lo que sientes
De qué sirve soñar
De qué sirve sentir
Si lo de dentro

Lo vuelcas fuera

Y solo tiene sentido sentir

Científico panameño logra aislar la molécula del arroz al horno

Uno o varios síntomas (el sujeto se identifica mediante siglas) y ya está lista la empanada. Para un neurótico puede ser importante planificar su día a día, ha de decidir con qué orden ejecuta las tareas, a la vez ridículas e imprescindibles de su vida cotidiana, no para corregir su trastorno, tal vez para sobrellevarlo. Si programa varias (sabe de antemano que podrá llevarlas a cabo) aunque si son pocas, cierta insatisfacción se apoderará de él al completarlas, y deberá idear nuevas excusas para no perpetrar un sinsentido tal, como domesticar un mosquito o lamer resina. Parte de la dificultad radica, precisamente, en decidir qué tiene sentido y qué, por el contrario es una chorrada, mal vista y, en ocasiones, socialmente reprochable, es decir, una pérdida de tiempo. Nota: esta cuestión exige un desarrollo profundo que no nos concierne ahora. El sujeto Y, por ejemplo detesta la música clásica, por eso esquivará amablemente toda invitación a la opera y, en el peor de los casos, estará tentado más por la autolisis que por el Rigoletto, ahora bien, pese a que Y, pueda ser y comportarse como un misántropo recalcitrante, lo cierto es que, férreas y casi invencibles convenciones podrán hacer de él (si no logra poner remedio antes) un infeliz y reprimido de imprevisibles consecuencias. No son infrecuentes las neurosis entre los escritores. Muy al contrario muchos de ellos han acabado sus días balbuceando en la barra de un bar, absorbidos por la composición de himnos autocompasivos y la adicción a la estricnina a tiempo completo. O decorando palacios de madera para aves marinas en peligro de extinción. Otros van a dormir al manicomio. Alguno incluso ha llegado a ser juzgado por atentar contra la moral y el orden público. El genio es prolífico, el neurótico también. No le queda otra. O sí pero no hay miel en todos los panales. De momento no hay subsidio ni sindicato. Antes se te podía aplicar la Ley de vagos y maleantes; aún hoy tiende a identificarse al poeta con una de las categorías anteriores, cuando no las dos, (junto a la desviación, depravación y obsesión sexual que toque), evidentemente. Yo prefiero pensar que el que no tiene algo en el coco es porque i) es un memo, ii) está muerto. Aunque de soberbia ha pecado más de uno y ha perdido sus fichas en el Casino Royal (donde las cartas se marcan, no con talco, no) y para crímenes discretos ya tenemos el cianuro oiga. Y el desierto de Nevada. No hay censo, ni recetas curativas, siquiera paliativas, toca apechugar, vivir bien, mal, como se pueda, amasar fortuna, a ser posible sin demasiado esfuerzo. Son muchas las dificultades y pocas las ayudas que otorga la Seguridad Social. De momento quedémonos con esta cita genial del mayor de los escritores desde Charles Bukowski, o sea Charles Bukowski: “ Repetí la frase

y serví más wisky”

Salut

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lunes, 18 de febrero de 2008

La raíz del asco-bajo-el-sol
Socavó nuestros vestidos, y nuestro músculo
Vaciando las muñecas, regadas
Sobre campos de trigo seco,

Sobre el charco, un salvaje perfil,
Un muerto,
Especie,
Raza sin voz, a orillas del abismo donde
La Flor de la Estulticia espera,
-Entregada por los dioses
Venerada por los hombres del pantano-,
Pacientemente ser tomada

Robar
Poesía de la boca rasgada de
Un muchacho
Se convierte en un delito precioso, eso es cierto
Pero cuando
Recorran su cuerpo todos los dedos del infierno y
Le expulsen la mirada del rostro, todos los Ángeles puros
Cubrirán el llanto con sus manos

Entonces

Escupirá, sobre el hombre dormido
Escupirá, sobre la tierra seca,
Escupirá, sobre el montón de Ángeles
Renegará del que vino a salvarle

En este espejo carnal, prostituida ya la voz del genio,
Perdido su nombre
Y olvidado su gesto,
Con los ojos cerrados y
Semiabiertos los labios
Constituye (tan solo con su imagen)
El último poema

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martes, 12 de febrero de 2008

sin perspectiva

Mis sueños de cerámica
Están cansados de fumigar
Respirando bajo la mascarilla hermética
Con aspersores manuales
Que se vacían pronto.

Los míos,
Los tuyos
Están ya viejos y encerrados
Frente a los de esos,
Los de mimbre
Los demás

Que se exponen al sol impudorosos
Y salen de compras (la mayoría de rebajas)
Para renovarse con atuendos y bisutería impaciente
Consumiendo su escasa profundidad
Sin tan siquiera pensar
En la necesidad de un insecticida.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Búnker

Suelo dudar de todo
De esto no

Lo noto por lo desordenada que
está la ropa, el
contenido del frigorífico, la postura
en la que han quedado las zapatillas
abandonadas que
ella,
seguramente, rota,
está triste y lleva, imagino,
paseando su anzuelo
de aflicción, (flor indecisa entre el
catecismo y el acero), por otra
población de la pedanía toda la tarde
habrá estado preguntándose
una vez más, como hará
para sobrellevar la
apatía
desatada
matemática
y a costa de
los jardines, con el gobierno de puertas
duras

Dirijo mi mirada, (sin quererlo)
hacia el letrero fundido, ajeno a la
ley de la
gravedad.

No hace falta que
me lea nada, me lo diga con la boca ordenada, yo lo noto,
aunque no sepa como consolarla, le arranque la
sangre, apriete botones de ignición, descerraje la
parte dura de la raíz, ella
hace suyo aquel juramento,
con la devoción exacta, el humo que se
exhala casi sin abrir la boca, y esconde las manos
en los bolsillos de la cazadora.

La caducidad de la ensalada es ya
algo evidente y escandaloso

Me dijo que se sentía
insegura y no muestra especial preocupación por lo que
pueda ocurrir de aquí a que llegue
el fin del mundo

reconozco el reflejo de la
palmada amarga, la
rúbrica redonda
de un día, otro día
tras la desorientación
de pájaros místicos

Esta noche quería cocinar yo (asesorado tal vez)
por si así lograse, lo dudo, mitigar la
deforestación de sus gestos

Ella se adelanta con un grito a la plegaria

Cargada, dice, con munición
mía.

viernes, 1 de febrero de 2008

Autoridad Moral. Caso Real

Le daba de ostias
habitualmente,
a ella
y al chaval.

Parecía hallar placer en coger
al niño por el cuello
lo arrinconaba a golpes
los vejaba
a ambos

Justo dos días antes
había sido condenado en firme
por malos tratos.

Tenía una orden de alejamiento.

Ciento cincuenta metros.

El muy cabrón fue al Juzgado y señaló
el domicilio de su ex mujer
a efectos de notificaciones

Luego se instaló
en el negocio
de la que había sido su
mujer y
víctima
durante años


El Agente RESPONSABLE
de los casos de violencia doméstica
en todo el partido judicial
era incapaz
de entender
que ningún juez habría autorizado que el tipo
pernoctase en el negocio de su víctima
Era sólo desidia y lo suyo complicidad o
incompetencia

-Vaya usted al juzgado, ponga la denuncia allí, -decía
para escurrir
el bulto
-Verá-. Le insistía-. Es que ellos nos
han dicho que pusiésemos la denuncia
aquí.


Y el guardia abotargado, que no atendía a
razones elevando cada vez más la voz,
removiéndose con su metro y medio de altura
y sus noventa y tantos Kilos de peso,
a medida que transcurrían
los minutos de más de su
jornada, más nervioso,
obcecado y sudoroso

Ni escuchaba ni
Dejaba hablar.

-Ya le atendí a usted por teléfono ayer. Me repetía
-¿Y?
-Que no se puede hacer nada. Es decir. Yo no voy a hacer nada

-Ya. Bien, SI ES QUE SÓLO QUIERO DEJAR CONSTANCIA DE ESO, PRECISAMENTE.
-Tendrá que esperar. Tal vez sea mejor que vuelva mañana-, llegó a decir (en serio)

Luego vino el brigada
Más tarde el sargento, alegando
que: -Es que estamos de brifing, organizando
un operativo-. Pretendió aclarar
(nota: Viernes 13.30 horas, al otro
lado el pasillo se oían
risas)

Todos paseándose
por allí, ni uno se sentaba,
poniendo en duda la versión de la mujer,
haciéndola esperar
pobre, allí, sentada
en un rinconcito,
aguantando como podía
las ganas de llorar

Tras tres (3) horas, varias
llamadas de teléfono, entre mandos
y subalternos logró deshacerse el equívoco
Habrían bastado cinco minutos, sentarse,
mirar a los ojos y/o leer
un papel, bien
hasta el final
escuchar lo que teníamos que decir

Pero fueron tres horas

Al final una tímida excusa a mi, NO A ELLA
en un cuartito apartado

Tras salir del cuartel, fuera del alcance
de las cámaras, ella lloró,
quería irse velozmente
a casa
daba rabia
y pena

Mucha

A esa hora no pasaban ya camiones
El sol picaba en los ojos

Me pareció mal e injusto
que la hubiesen jodido tanto, que
la siguiesen jodiendo
aún
que
tuviese que irse sola, que le hablase
Yo
O cualquier otro
de esperanza.


han venido